Su abuelo paterno, Francisco Recuero, levantó las actuales instalaciones de la bodega en el año 1954, sustituyendo a la anterior, datada en 1873, aunque su abuelo materno fue quien más  influyó en su trayectoria, y luego su padre, la potenció propiciando su formación académica en el ámbito de la ingeniería agrícola y de la enología, y despertando su interés a pie de campo, entre viñedos.

Recuero se centra en recoger su tradición familiar del respeto por la naturaleza, del cultivo de la vid y de la elaboración de los vinos. Quiere ofrecer a los aficionados al vino la personalidad de un producto realizado desde una casa-bodega donde siempre se ha concebido la vinificación de forma vocacional, siguiendo los tiempos de crianza y del reposo del vino. “Partimos de la convicción de que la gente tiene ganas de probar vinos distintos, vinos que les cuenten cosas. Contamos con la misma base que hace medio siglo, los mismos viñedos que entonces, esos a los que el paso del tiempo se ha encargado de mejorar”.

Bodegas Recuero coincide plenamente con nuestro concepto de “vinos de garaje”. Desean “transmitir esa cultura heredada” y buscan vinos auténticos que respeten el origen, el campo, la naturaleza, las cosas de siempre.